Ayer entendí, por fin,
por qué llamé a Otoño de ese modo, al igual que a Invierno,
Primavera y Verano. Éstos nunca han sido sus nombres reales, claro.
¿Quién llamaría Invierno a su hijo? Supongo que poca gente, pero
es que realmente merecían ese nombre. Fueron mis cuatro estaciones y
cada uno de ellos trajo una cosa distinta a mi cuerpo.
El primero en llegar fue
Verano. Por aquel entonces yo no era más que un borrón de tinta
negra entre un montón de manchas grises. Pero Verano era el color,
el calor, el cielo despejado y las tormentas de agosto. Qué os voy a
contar que no sepáis. Le amé, como los pájaros aman el sol y
cuando se marchó, cuando se convirtió en una mancha gris, le esperé
como los críos esperan los días de junio. Pero el verano no vuelve
a llegar hasta nueve meses después.
Después apareció la
alocada Otoño. Ya os hablé algo de ella, de cómo la conocí.
Verano aún seguía en mi vida cuando Otoño llegó, pero ya se veía
como algo distante, algo que no volvería hasta dentro de mucho
tiempo. Otoño fue, en cierto modo, la que que me ayudó a comprender
que las hojas caen, que el frío vuelve, que el viento nos arrastra y
que muchas veces hay que dejar que se lleve las cosas. Cuando Verano
desapareció del todo, Otoño se quedó conmigo, aunque no mucho más.
Su lugar lo ocupó
Invierno. Invierno me congeló el corazón del todo. Hizo que
olvidase los días de calor de Verano, hizo que los colores de Otoño
desapareciesen. Todo volvió a ser gris, como al principio, pero me
dio seguridad, me dio fuerzas para seguir. Después de un verano seco
y un otoño revuelto, la vuelta a la normalidad me sentó bien, me
hizo recordar que podía volver a ser yo misma, que sobreviviría y
que el calor vuelve.
Invierno también pasó,
y llegó Primavera, un leve recuerdo de que el calor estaba ahí, que
el color volvía a despertar emoción en mis pupilas. Pero de nuevo
la primavera está pasando.
¿Y qué hay? Dragones,
llamas de dragones. Y cenizas. ¿Renaceré? Quién sabe. Quizás sólo
necesita contaros esta historia para que los dragones dejen de quemar
y yo vuelva a resurgir...
¿Por dónde empezar...?
Supongo que por el principio. Por los primeros días de calor, los
últimos de la primavera. Conocí a Verano a mediados de abril. Y es
ahí donde empieza nuestra historia.